El Club Bilderberg se reunirá en España del 3 al 6 de junio, y el lugar elegido parece ser el hotel Dolce de la localidad catalana de Sitges. Daniel Estulin, autor de La verdadera historia del Club Bilderberg, advierte que, “aunque hablamos de un colectivo que trata de hacer las cosas con el máximo secreto y puede cambiar de opinión a última hora, todo apunta a que Bilderberg 2010 se llevará a cabo en la población barcelonesa”. El anuncio es todavía oficioso porque este año han extremado las precauciones. “Hasta ahora lo habitual era comunicar, al final de cada reunión, las fechas y el lugar de la siguiente, pero 2009 sólo avanzaron las fechas”, asegura Estulin.
Hotel Bilderberg. Escenario de la primera conferencia en 1954
En todo caso, en este segundo encuentro en España (ya estuvieron aquí en 1989) habrá más participantes españoles que nunca. Como señala Estulin, “el país anfitrión siempre cuenta con una representación nutrida. En 2007, cuando la reunión se celebró en Turquía, hubo entre los asistentes 12 turcos. Este año habrá dos o tres como mucho”. Además, el Estado español se hallará representado al más alto nivel, con la presencia de “la Reina Sofía, que acudirá, como siempre, y con la de Zapatero, pues es costumbre que participe el presidente del gobierno del país anfitrión”. Así las cosas, “será interesante saber quién va a estar del PP”.
Y lo será aún más en la medida en que el nombre de los asistentes es de las pocas cosas que podremos conocer de tales reuniones. Se sabe que existen, pero no trascienden a la opinión pública el orden del día, el contenido de los debates o las medidas que se acuerdan para llevar a la práctica sus conclusiones. Sabemos, asegura Pedro Palao Pons, autor de Leyendas urbanas y conspiraciones (Cúpula-Grupo Planeta), que “estos encuentros se organizan para que miembros del club aborden aspectos políticos y financieros a nivel global”, que cuentan entre sus asistentes con “jefes de gobierno, banqueros, presidentes de multinacionales y dueños de medios de comunicación”, que suelen reunirse “unos días antes de que lo haga el G8, el G20 o incluso el Fondo Monetario Internacional”, y que sus miembros dicen acudir a título particular y no como representantes de un país o de una empresa.
Sin embargo, aun cuando sea ese el caso, se pregunta Palao, “¿hasta qué punto los jefes de estado, los magnates de los negocios, los presidentes de los medios de comunicación y los grandes banqueros del mundo siguen siendo neutrales al llegar a sus países?”. Precisamente por eso, y dado el poder de sus miembros y el secretismo que practican, hay quienes afirman que en los encuentros Bilderberg no se analiza la actualidad, sino lo que puede pasar; que no se trata de un influyente y poderoso grupo privado, sino de quienes manejan de verdad los hilos del mundo.
Algo que quedaría probado porque, según Palao, “quien entra en el Club logra ascender en poco tiempo. La suya será una ascensión política y social a nivel internacional, siempre que la persona en cuestión acate los sabios consejos que recibirá de los miembros dominantes de dicho club. Una teórica muestra de este éxito lo tenemos en Bill Clinton y en Tony Blair, que ingresaron en el club poco antes de ser escogidos presidente y primer ministro de sus respectivos países”. Aunque también cabe señalar que cargos como los suyos son suficientes para lograr ese “ascenso social” que se le atribuiría al afamado club.
A muchos no les ha pasado desapercibido el hecho de que los Bilderberg eligieran el pasado año a Grecia como lugar de reunión y poco después el país sufriera su mayor crisis económica. Por eso, está por ver si la elección de España es motivo de alegría o de preocupación. Sin embargo, Palao no percibe una relación causa/efecto y tampoco Estulin cree que haya segundas intenciones en la elección del lugar, lo que no significa que la recesión no vaya a estar presente en las conversaciones. Más al contrario, como asegura Estulin, será un asunto central.
Pugna contra el Estado nación
Se cree que uno de los principales caballos de batalla de los Bilderberg, asegura Estulin, es el concepto del Estado nación. “Las instituciones internacionales no serían más que instrumentos de grupos de presión que pretenden concentrar así el poder mundial en pocas manos”. Resultado de ese propósito sería la propia UE, “que ha surgido precisamente como el monstruo que se adivinaba en su creación, un imperio oligárquico en el que el último vestigio de soberanía del estado-nación ha desaparecido. Es significativo que el consejero de la Comisión Europea, Alberto Giovannini, que dirigió el grupo que elaboró la transición técnica de las monedas nacionales al euro, le dijese al diario italiano Il Sole que “la historia nos enseña que los imperios siempre logran una mayor eficiencia y prosperidad. El modelo imperial de extensa geografía funciona”. Por eso, afirma el autor ruso-canadiense, “las naciones europeas sólo sobrevivirán si son capaces de recuperar la soberanía sobre sus monedas y sus políticas económicas y si, además, logran acabar de una vez con la especulación de alto riesgo a la que los gobiernos del G20 han dado continuamente su bendición”.
Sin embargo, para Juan Carlos Castillón, autor de Los amos del mundo. Una historia de las conspiraciones (ed. Debate) señalar a los Bilderberg como un gobierno oculto en la sombra no es más que otra de esas frecuente teorías conspirativas que “se han convertido en una especie de hermano pequeño y tonto de la Historia. A ésta le pedimos que no sólo nos describa cómo es el mundo, sino que nos los explique. Las teorías conspirativas hacen lo mismo, sólo que a través de atajos fáciles”. Castillón ve elementos comunes en todas esas teorías, que abarcan desde los Protocolos de los Sabios de Sión hasta la expuesta en El código Da Vinci de Dan Brown, y cuya esencia es insistir en la idea de que “somos buenos, altos y guapos pero nos va mal porque una fuerza maligna nos persigue. Así, las afirmaciones que se hicieron contra los masones una generación después de la Revolución Francesa tenían muchos puntos en común con las que se formularon después contra los jesuitas, que a su vez eran muy parecidas a las acusaciones que se lanzaron contra los judíos, y que ahora han sido retomadas contra los musulmanes”.
Las teorías de la conspiración, pues, permanecen vivas en pleno siglo XXI. Quizá no tanto en España, afirma Castillón, donde no han sido muy utilizadas (“salvo en el caso del 11 M”) pero sí están operativas en numerosos ámbitos. Así, “en Rusia todavía siguen operando mecanismos antisemitas cuando se habla de los oligarcas cosmopolitas enfrentados a Putin, de quienes se decía que estaban saqueando el país (cosmopolita no era más que otra forma de decir judío); o cuando se interpretan los sucesos recientes en Ucrania como si formasen parte de una pelea entre el nacionalista Putin y el financiero George Soros, de quien se asegura que ha financiado la revolución naranja”. Estas teorías funcionan bien porque son sencillas de difundir, presentan una estructura simple de buenos y malos y porque, además, son muy fáciles de utilizar interesadamente.
Lo que ocurre, asegura Castillón, es que en muchas ocasiones, este tipo de acusaciones hacen que reparemos en exceso en aspectos accesorios de la realidad. El mejor ejemplo serían las elecciones presidenciales estadounidenses de 2004, que enfrentaron a George W. Bush y John Kerry, y en las que se subrayó que ambos formaban parte de la prestigiosa y oscura sociedad Skulls & Bones. “La gente se fijó mucho en ese dato, pero olvidó preguntarse si de verdad dos multimillonarios, que ya eran ricos al nacer, que se han educado en los mejores lugares y que ha tenido todos los contactos del mundo necesitan de una conspiración para llegar a lo más alto. Y lo cierto es que no precisan de una sociedad secreta para alcanzar esas metas. Les basta con estar vivos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cuéntame...